Tras nuestro apoyo inequívoco al Acuerdo de París, hemos promovido la transición justa a una economía de bajo carbono, introducido medidas para promover la economía circular y hemos mejorado la legislación de la Unión Europea sobre las reducciones obligatorias de las emisiones de gases de efecto invernadero y de las normas del rendimiento de las emisiones para los coches y los camiones.

Pedimos la creación de una comisión de investigación para analizar el escándalo de las emisiones en la industria del automóvil y, como resultado de nuestro trabajo, se han puesto en marcha medidas para reforzar la aprobación y la supervisión de los nuevos coches. También nos mantuvimos firmes en la negociación de una revisión justa del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión para facilitar mejores incentivos a la descarbonización de la industria.

Con el paquete de la economía circular, hemos garantizado mejores normas para reducir los residuos y fomentar la reutilización de los mismos en nuestra vida cotidiana.

En línea con nuestro Manifiesto sobre la pobreza energética y nuestro compromiso con la agenda 2030 de las Naciones Unidas, hemos liderado las negociaciones sobre la eficiencia energética y la energía renovable en el contexto del paquete de energía limpia, y hemos conseguido objetivos mucho más ambiciosos que los que inicialmente ofreció la Unión Europea para 2030. Hemos alentado asimismo la producción nacional de energía renovable por parte de los consumidores y hemos vuelto obligatorio que los países de la Unión Europea ofrezcan medidas de eficiencia energética a las personas más pobres y vulnerables.

En base a nuestro enfoque para acabar con el maltrato de los trabajadores y las trabajadoras y con el abuso de los recursos naturales, hemos destinado financiación a proyectos de acción del clima en el contexto del plan europeo de inversión.