Antes de la reunión de junio de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, los eurodiputados y las eurodiputadas del S&D han fijado hoy las reformas que hacen falta a corto y largo plazo para reequilibrar la Unión Económica y Monetaria (UEM).

Las mismas se incluyen en un documento que se ha dado a conocer hoy titulado “Completar y reequilibrar la Unión Económica y Monetaria: una llamada democrática”.

La vicepresidenta del Grupo S&D responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Maria João Rodrigues, afirmó:

“El euro ha sobrevivido a la crisis más grave con la que se ha enfrentado desde su introducción. Hoy, la eurozona está en riesgo de fragmentación debido a los crecientes desequilibrios entre los Estados miembros. Los Socialistas y Demócratas están convencidos de que Europa no sobrevivirá la próxima crisis financiera si no concluye la Unión Económica y Monetaria.

“La Eurozona no puede permitirse esperar a la siguiente crisis para actuar y concluir sus reformas.

“Los defectos del diseño inicial de la moneda única han hecho que los efectos de la crisis económica mundial sean más profundos y más largos, generando enormes costes económicos, sufrimiento social y tensiones políticas dentro de los Estados miembros y entre ellos.

“Les pedimos a los jefes de Estado y de Gobierno, que abordarán este tema en su reunión de junio, que no miren hacia otro lado ignorando los retos que hay por delante y que acuerden una hoja de ruta para acabar el trabajo.

“Al final, la Unión Monetaria debe concluirse con una unión económica, fiscal y bancaria fuerte. Ese avance debe ir de la mano de una mayor legitimidad democrática”.

Las propuestas clave presentadas por el Grupo de los Socialistas y Demócratas incluyen:

•    Un importante salto cualitativo en los procesos democráticos de toma de decisiones políticas;
•    Una coordinación más estrecha de la política económica y el desarrollo de una política económica de la Unión Económica y Monetaria que se base en un enfoque que sea verdaderamente común en relación con la política fiscal global (en particular, considerar adecuadamente el impacto de la política fiscal global de la UEM en la demanda interna de la Eurozona y en sus recursos financieros), lo cual se considera una condición necesaria para mejorar la combinación de políticas macroeconómicas y para permitir una gestión adecuada de la demanda agregada y medidas claras para reducir las desigualdades sociales y de género;
•    Una supervisión equilibrada de las cuentas corrientes nacionales para abordar tanto los déficits como los excedentes con recomendaciones específicas por país de forma que se apoye la convergencia estructural;
•    Una agenda progresista de crecimiento que combine una inversión mucho mayor y reformas estructurales que sean socialmente equilibradas;
•    Normas sociales fundamentales y comunes, y una base imponible consolidada común del impuesto sobre sociedades para evitar una carrera social y fiscal cuesta abajo entre países;
•    Una capacidad fiscal de la Unión Económica y Monetaria que incluya recursos propios y un mecanismo de préstamo con dos objetivos principales:
     - Ofrecer un instrumento concreto para mejorar la absorción de las sacudidas económicas específicas por país;
     - Impulsar la inversión social y ayudar a restaurar la convergencia social entre los miembros de la Eurozona en la fase de salida de la crisis.