Hace más de un año que la pandemia de Covid-19 se extendió por Europa y el mundo. Millones de personas han muerto a causa de este virus. La magnitud de la crisis a nivel social, económico y personal no tiene precedentes en la historia de la Unión Europea. Sin embargo, gracias a un esfuerzo extraordinario, centrado en la cooperación internacional, conseguimos desarrollar en menos de diez meses no sólo una, sino varias vacunas. Confiamos en la ciencia para garantizar que esas vacunas sean seguras y eficaces. El objetivo de la Unión es y ha sido conseguir el mayor número de vacunas seguras y eficaces para el mayor número de personas, lo antes posible. Por desgracia, se subestimó el cuello de botella de la producción, la cooperación internacional que tan bien había funcionado para el desarrollo y la investigación de las vacunas se desvaneció en la fase de producción y distribución. Debemos seguir intensificando los esfuerzos para ampliar la fabricación y distribución de vacunas. Es crucial impulsar la producción e incentivar el aumento de la capacidad actual de fabricación de vacunas. También debemos trabajar para aumentar las materias primas y los ingredientes necesarios para producir estas vacunas.
El Grupo S&D siempre apoyará un enfoque europeo hacia la adquisición, distribución y despliegue de vacunas. Sin embargo, reconocemos que hay deficiencias y fallos de los que la Comisión y los Estados miembros deben aprender importantes lecciones. Necesitamos urgentemente adaptarnos y abordar estas cuestiones. Estamos firmemente convencidos de que sólo trabajando juntos, tanto a nivel europeo como internacional, podremos superar esta crisis.
Además, podríamos enfrentarnos a una situación en la que la pandemia se convierta en una situación endémica que se produzca regularmente por brotes locales o estacionales con riesgos de nueva propagación mundial. Esto puede llevar a la necesidad futura de vacunaciones adicionales o incluso de vacunaciones anuales para una parte sustancial de nuestra población. Por tanto, debemos tener en cuenta las lecciones aprendidas y prepararnos a largo plazo.
Las vacunas son un bien público y debe garantizarse el acceso universal. Miles de millones del dinero de los ciudadanos de la UE se han destinado al desarrollo y la compra de vacunas y esperan, con razón, resultados. Debemos mostrar solidaridad entre los Estados miembros, pero también a escala mundial. Las desigualdades están aumentando en todo el mundo y es de la máxima importancia proteger la salud de todos, en particular de las poblaciones y países vulnerables. Las vacunas deben estar al alcance de todos y pedimos una verdadera equidad en el acceso global a las vacunas, reconociendo la salud como un bien común global sin límites territoriales.