Hoy, el Parlamento Europeo ha votado a favor de revisar la obsoleta Directiva sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, que data de 1991.
El aumento de la contaminación producida por el agua de lluvia, los nutrientes, los fármacos, los cosméticos y los microcontaminantes —que actualmente no se tratan— plantea graves amenazas para la salud humana y animal, así como para nuestro medio ambiente. Por tanto, el Grupo S&D ha puesto todo su empeño en mejorar considerablemente nuestras instalaciones de tratamiento de aguas residuales.
Un llamativo 92% de los contaminantes tóxicos que hay en las aguas residuales tiene su origen en el sector de los productos farmacéuticos y el sector de los cosméticos. La novedad más importante de la revisión aprobada es que se tratarán las sustancias nocivas que se encuentran en estos productos.
Al contrario de lo que defienden los liberales y los conservadores, el Grupo S&D ha abogado con éxito por la plena aplicación del principio de “quien contamina paga” enunciado en la propuesta de la Comisión.
Marek Paweł Balt, negociador del Grupo S&D sobre la revisión de la Directiva sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, ha declarado:
“Puesto que el 92% de los contaminantes tóxicos de las aguas residuales proceden de los sectores farmacéutico y de la cosmética, era imperioso adaptar nuestras plantas de tratamiento para hacer frente a esta creciente amenaza para la salud y el medio ambiente. Ahora, se aplicará un tratamiento de cuarto nivel en todas las instalaciones de tratamiento de aguas residuales de la UE, ya que el agua no conoce fronteras.
“Frente a las posiciones de los liberales y los conservadores, hemos peleado por la aplicación del principio de ‘quien contamina paga’, y hemos salido victoriosos/as, puesto que la mayoría de los costes de tratamiento serán sufragados por las propias industrias contaminantes, y no por los contribuyentes.
“También hemos conseguido que las instalaciones de tratamiento de aguas sean más eficientes desde el punto de vista energético, en consonancia con el Pacto Verde.
“Esto marca el comienzo de un mandato ambicioso para las negociaciones con la Comisión Europea y el Consejo. Instamos a los Estados miembros a estar a la altura de los retos que tenemos por delante”.
