La idea que subyace a la Unión Europea es una cooperación pacífica entre sus diferentes pueblos y naciones. Los Estados miembros han definido derechos, cometidos y objetivos comunes en el Tratado de Lisboa. Uno de los principales objetivos de la Unión es fomentar la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre las distintas regiones. Este preciso objetivo es el que persigue la política europea de cohesión, que crea un instrumento de inversión único para las regiones a nivel de la Unión que les permite establecer auténticas estrategias de desarrollo que trascienden las fronteras nacionales, así como participar plenamente en  todas  las  políticas  de la Unión, como el mercado interior, al tiempo que constituye la principal política de cohesión e inversión a largo plazo para toda la Unión.

El Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo (Grupo S&D) respalda plenamente el objetivo de cohesión económica, social y territorial. En el presente documento de posición nuestro objetivo es definir una política de cohesión moderna centrada en el futuro, mediante el aprendizaje de las experiencias pasadas y teniendo en cuenta los desafíos actuales.

Queremos una política de cohesión que

a) aspire a conseguir el desarrollo económico sostenible de las regiones, que generará empleos de calidad, al tiempo que respeta el Acuerdo de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) y los objetivos de desarrollo sostenible;

b) cree infraestructuras de calidad para el transporte, las telecomunicaciones y el suministro de energía inteligente;

c) apoye a las regiones a la hora de responder a los desafíos comunes que surgen de la globalización, el cambio climático y la migración, etc.;

d) apoye a los ciudadanos en su desarrollo con vistas a cumplir sus aspiraciones individuales, satisfacer sus necesidades y lograr sus desafíos actuales;

e) por tanto, se esforzará para conseguir la plena participación de las regiones en función de sus requisitos.

Para alcanzar estos objetivos tendremos que fijar nuestras prioridades con prudencia. Será imprescindible disponer de un presupuesto adecuado para la política de cohesión, de forma que consigamos un buen equilibrio entre las inversiones en los ciudadanos y las inversiones para los ciudadanos.

En  esta línea, para el Grupo S&D es crucial que una política de cohesión moderna, en particular:

  • invierta en educación, capacitación y formación profesional de calidad;
  • mejore la situación del mercado laboral, genere empleo de calidad y aborde el desempleo juvenil, en particular;
  • promueva la inclusión social, luche contra la pobreza y cualquier forma de discriminación;
  • fomente el desarrollo de sectores culturales y creativos estrechamente relacionados con la innovación y la creatividad.

Al mismo tiempo, una política de cohesión moderna debe orientarse a la consecución de los objetivos de un  crecimiento  «inteligente, sostenible e integrador».  Teniendo en  cuenta la realidad actual, a la vez que prevemos los desafíos que nos depara el futuro, nuestras prioridades son, especialmente, las siguientes:

  • la promoción de la investigación, del desarrollo tecnológico, la innovación y la creatividad;
  • la inversión en las pymes y las empresas emergentes;
  • la inversión en la digitalización de las industrias y sociedades.

Además, queremos que la política de cohesión moderna respalde el desarrollo de ciudades inteligentes y de las zonas rurales.

Con el fin de alcanzar estos objetivos, la política de cohesión del futuro deberá simplificarse aún más. Es necesario reducir más la burocracia que supone una carga para las regiones y los ciudadanos, que son los principales beneficiarios de la política de cohesión.

Y lo que es más importante, necesitamos que los ciudadanos nos apoyen. Deben participar plenamente en el desarrollo de las futuras estrategias para sus regiones, solo así podremos conseguir una cohesión real entre las regiones que tienen distintas fortalezas y debilidades a largo plazo.

Eso es lo que representa el Grupo S&D, eso es lo que defendemos.

El Grupo S&D insiste en que la política de cohesión debe seguir desempeñando el papel fundamental que ha jugado desde su adopción. Dicha política es la principal política a nivel de la Unión que proporciona valor añadido sobre el terreno y que no puede aportar ningún otro tipo de política. Ha representado una herramienta crucial, no solo para reducir las diferencias de desarrollo existentes entre las distintas regiones de Europa, sino que también ha resultado decisiva para respaldar la economía mediante inversiones a nivel micro, incluso durante la crisis económica y financiera, especialmente en zonas que carecían de inversiones nacionales o en las que estas eran insuficientes. Es necesario que la política de cohesión tenga en cuenta las tendencias del desarrollo económico y el progreso social de las regiones.

La mayor parte de la financiación de la política de cohesión se centra en los países y regiones de la Unión menos desarrollados, con el fin de ayudarlos a alcanzar el nivel necesario y a reducir las desigualdades económicas, sociales y territoriales que siguen existiendo en la Unión. Sin embargo, es importante que todas las regiones sigan recibiendo fondos de la política de cohesión. Dicha política también constituye un catalizador para aumentar la financiación pública y privada, no solo porque obliga a los Estados miembros a financiarla conjuntamente con cargo al presupuesto nacional, sino también porque genera confianza en los inversores. Es necesaria una política de cohesión continua y reforzada en el período posterior a

2020 si la Unión desea alcanzar los objetivos fijados y reducir las diferencias sociales y económicas existentes entre las regiones y los Estados miembros. Queremos una política de cohesión que sea visible, pero también sostenible a largo plazo mediante la gestión de los principales problemas a los que se enfrentan nuestras economías y sociedades. La política de cohesión es una herramienta importante para apoyar a las regiones y ciudades europeas a la hora de afrontar nuevos retos, como la inmigración, las medidas necesarias para afrontar el cambio climático, la Unión de la Energía, el mercado único digital, las capacidades y el empleo, etc.

Asimismo, ha contribuido de forma significativa a la aplicación de la Estrategia Europa 2020 y a la consecución de sus objetivos de crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Es necesario revisar dicha Estrategia como corresponde, de cara al período posterior a 2020 en el que se encuadrará la política de cohesión. Debemos asegurarnos de que nuestras prioridades se incluyen en una nueva estrategia de la Unión para el período posterior a 2020.

En este contexto, queremos que la política de cohesión se centre en las siguientes prioridades después de 2020: