Antes de los debates de la próxima semana entre los Estados miembros de la Unión Europea, y de nuevo a finales de agosto, sobre la lucha contra el tráfico ilegal de refugiados y para evitar la pérdida de vidas en el Mediterráneo, el presidente del Grupo S&D, Udo Bullman, afirmó:

“Este verano se recordará por el elevado aumento de las muertes en el mar, en la ruta central mediterránea, y  por la gran reducción de la llegada de migrantes y solicitantes de asilo a la Unión Europea. Según el informe de Amnistía Internacional que se hizo público ayer, hay que culpar a la Unión Europea de la muerte de 721 personas en el mar, solo en junio y julio de este año. El cierre de los puertos de Italia ha llevado a la interrupción de las operaciones de patrulla y rescate, incluyendo misiones y operaciones de la Unión Europea; la Unión Europea no puede tolerarlo más. ¡La vida de muchas personas está en juego!

 

“¡No hacer nada más que pasar la responsabilidad a otros ya no es una opción! Necesitamos acuerdos predecibles, claros y de cooperación que sean aceptados por todas la partes involucradas, concretamente por los Estados miembros de la Unión Europea, los socios africanos y las ONGs. Nos hacen falta normas de búsqueda y salvamento (SAR, por sus siglas en inglés) y de desembarque, que creen áreas SAR aceptadas en el Mediterráneo y se acompañen de medidas de apoyo en el mar de la Unión Europea. No debe impedirse operar a los barcos de las ONGs en este marco. La Unión Europea tiene un papel que jugar y la Comisión Europea y el SEAE (Servicio Europeo de Acción Exterior) han presentado propuestas que todas las instituciones deben debatir.

 

“Pero seamos claros: que haya normas claras en el mar no acabará con la necesidad de solidaridad y cooperación en tierra firme. La evaluación individual de cada caso personal, la protección de quienes necesiten asilo y que se realicen devoluciones dignas de los que no puedan solicitar asilo son temas importantísimos. Ya sea en suelo europeo o en instalaciones de países terceros, tendremos que afrontar esta pregunta: ¿está la Unión Europea dispuesta a asumir conjuntamente con sus socios la responsabilidad de proteger a las personas que pasan apuros como un actor internacional o no lo está? La respuesta a esa pregunta les dirá mucho a nuestros ciudadanos y ciudadanas acerca del valor añadido que aporta la Unión Europea, antes de las elecciones parlamentarias de 2019.  

 

“¡Debemos afrontar la verdad! Las soluciones políticas de la Unión Europea sobre migración giran en torno a la solidaridad: un valor esencial de la Unión Europea y un elemento que define nuestra identidad europea. En un momento decisivo en la historia de la Unión Europea, como lo serán las elecciones de 2019, debemos demostrarles a los ciudadanos y las ciudadanas de la Unión Europea que podemos ofrecer resultados. Por eso debemos mantener un debate político más amplio sobre la solidaridad dentro de la Unión Europea. Tiene que hablarse de migración, cohesión y seguridad energética; un debate que una –y no que divida– al este, el oeste, el norte y el sur. Necesitamos un nuevo pacto de solidaridad.

“Finalmente, digamos la verdad alto y claro: ningún país puede gestionar la migración y el asilo en solitario. Quien lo afirme le miente a la gente. Debemos hacerlo juntos, a nivel de la Unión Europea y en cooperación con los países de tránsito y origen. Por eso el Pacto Mundial de Asilo y Migración de las Naciones Unidas es tan importante.

 

“La migración legal debe volver al debate migratorio de la Unión Europea. La Unión Europea necesita vías de migración apropiadas y controladas, que se basen en las necesidades de los mercados laborales nacionales. Debemos evaluar con nuestros socios africanos cómo abrir vías legales, controladas y abiertas para entrar en la Unión Europea, enfocándonos en los jóvenes y la educación, en el trabajo cualificado o no cualificado, la investigación y la cultura.

 

“No se trata de imponer soluciones a cambio de apoyo financiero. No es un acuerdo transaccional o condicional. Se trata de abordar los retos comunes colaborando. Apoyar la inversión en África en educación, la creación de empresas y la democracia es una inversión en la resiliencia y la seguridad mundiales y de la Unión Europea. Es una responsabilidad colectiva que la Unión Europea debe aceptar, si quiere ser considerada una auténtica potencial mundial”.

 

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