El Grupo S&D pide suspender las negociaciones de adhesión con Turquía

Una gran mayoría del Parlamento Europeo ha apoyado hoy una petición para suspender formalmente las negociaciones de adhesión con Ankara cuando la nueva constitución entre en vigor.

Un año después del infame intento de golpe de Estado, la población turca está pagando un precio muy alto, ya que el gobierno está llevando a cabo una purga de gran alcance no solo contra los supuestos seguidores de Fethullah Gülen, sino también contra todos los que critican al gobierno. “Si no estás con nosotros, estás contra nosotros” es el credo que aplica el gobierno turco. Académicos, alcaldes, rectores universitarios, políticos de la oposición y periodista son etiquetados de “terroristas” si se atreven a pronunciarse contra las políticas del presidente Erdoğan. Con el estado de excepción en vigor, decenas de miles de personas han sido despedidas de la noche al día y 50.000 personas están en la cárcel; todas ellas sin posibilidad de defenderse ante un tribunal. Esas violaciones flagrantes de las normas democráticas y del imperio de la ley en un país que es candidato al ingreso en la Unión Europea también deben tener consecuencias en las relaciones entre la Unión Europea y Turquía.

La principal negociadora del Parlamento Europeo para Turquía, la eurodiputada del Grupo S&D Kati Piri, afirmó:

“Está claro que hay que cooperar con Turquía, pero si se implementa la nueva constitución de forma que vaya contra los estándares democráticos de la Unión Europea, las negociaciones de adhesión con el actual gobierno turco deben acabarse. La ayuda financiera de la Unión Europea, que ahora se dirige a Ankara, debe dirigirse a apoyar directamente a la sociedad civil turca; a quienes creen que la Unión Europea es un pilar para que se realicen reformas en su país”.

Es momento de ser solidarios con los millones de ciudadanos y ciudadanas turcos que creen en los valores europeos, con todos los que se atrevieron a hablar en voz alta durante el referéndum y con los que se manifiestan de Ankara a Estambul pidiendo justicia. La Unión Europea no puede mantenerse callada ante las constantes y graves violaciones de los derechos humamos por parte de Ankara. Sin embargo, la actual estrategia de la Comisión Europea y de los líderes de la Unión Europea parece esperar en silencio a que las cosas mejoren en Turquía. No solo se está alimentando el autoritarismo del presidente Erdoğan, también se está alimentando el euroescepticismo entre la población europea y se envía la señal equivocada a los demás países candidatos de los Balcanes Occidentales. Esperar, fingir y mirar hacia otro lado no es una política inteligente. El Parlamento Europeo espera que la Unión Europea defienda sus propios valores.