Tras más de un mes de bloqueo, los Estados miembros por fin han respaldado las nuevas normas vinculantes destinadas a garantizar que las empresas se comporten de manera responsable.
Este logro revolucionario es una gran victoria para los Socialistas y Demócratas, que emprendieron esta lucha hace cuatro años y han encabezado las negociaciones en nombre del Parlamento Europeo, y es también resultado de los esfuerzos de los Gobiernos belga y español, que han dirigido las negociaciones en nombre de los Estados miembros de la UE.
La Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad será la primera legislación del mundo que obligará a las empresas, tanto dentro como fuera de la UE, a responsabilizarse del impacto de las actividades en sus filiales y cadenas de valor sobre los derechos humanos y el medio ambiente: trabajo infantil, explotación laboral, contaminación y pérdida de biodiversidad, entre otras consecuencias.
Lara Wolters, eurodiputada del Grupo S&D y ponente del Parlamento Europeo sobre diligencia debida, ha declarado:
“Hoy, celebramos la noticia de que los Estados miembros por fin han desbloqueado una legislación innovadora que hará que las empresas rindan cuentas por los daños causados a las personas y al planeta. Las empresas tendrán que adoptar medidas para detener el daño provocado a los trabajadores y trabajadoras, las comunidades y el medio ambiente, o, de lo contrario, se enfrentarán a sanciones.
“Los Socialistas y Demócratas estamos orgullosos y orgullosas de haber impulsado y conseguido este importante texto legislativo, junto con las ONG, la sociedad civil, la ciudadanía y las empresas responsables, que han presionado incansablemente a sus gobiernos nacionales para que apoyaran una ley que protege la dignidad de las personas más vulnerables y garantiza la protección de nuestro medio ambiente.
“A pesar de las maniobras políticas de los Estados miembros de cara a las elecciones europeas, nunca nos hemos dado por vencidos. Este proyecto era sencillamente demasiado importante para dejarlo ir, era demasiado grande para dejar que fracasara. Esta ley tendrá importantes repercusiones en todo el mundo para que las empresas dejen de mirar hacia otro lado ante una miseria humana y una destrucción muy reales. Esto es algo más que una lucha contra las empresas, es una cuestión de valores, de liderazgo y, quizás por encima de todo, de humanidad.
“Lamentamos que, durante el proceso de negociación, los Estados miembros hayan retrasado constantemente la adopción del acuerdo, tras haber participado en las negociaciones, en las que cada una de las palabras se sometió a examen. No obstante, aplaudimos los esfuerzos de la Presidencia belga por encontrar un terreno común para todos.
“Las personas y el planeta deben prevalecer sobre las ganancias”.
