
En junio de 2023, el Grupo S&D pidió una mayor autonomía de producción de la UE y que se incrementara el apoyo a los agricultores y agricultoras que nos proveen cada día de alimentos sanos, sostenibles y asequibles. En este contexto, subrayamos la necesidad de hacer frente a la especulación alimentaria y abordar el declive de los polinizadores y la biodiversidad.
En una histórica victoria, los Socialistas y Demócratas lograron conformar una mayoría progresista para aprobar la Ley de Restauración de la Naturaleza en noviembre de 2023.
El Grupo S&D desempeñó un papel fundamental en la definición de la nueva Política Agrícola Común europea (noviembre de 2021), reforzando el carácter social de esta reforma estratégica al introducir por primera vez en 60 años la condicionalidad social.
Gracias al Grupo S&D, el Reglamento relativo a las indicaciones geográficas de vinos, bebidas espirituosas y productos agrícolas adoptado en junio de 2023 será recordado como uno de los pocos actos legislativos de este mandato destinados a hacer que la agricultura y el sector agroalimentario sean más competitivos, sostenibles y estén más integrados.
En marzo de 2022, el Grupo S&D consiguió flexibilidad y medidas excepcionales para abordar las serias dificultades y los elevados costes de producción que afrontan los agricultores, ganaderos, pescadores y acuicultores.
Para hacer frente al aumento de los precios de la energía en Europa, en octubre de 2022, el Grupo S&D consiguió poner un tope a los precios del gas importado a la UE a través de gasoductos, y pidió a la Comisión que disociara los precios de la electricidad del precio del gas.
Hemos luchado con éxito por introducir un impuesto sobre los beneficios extraordinarios que las compañías energéticas obtienen en la crisis actual. Asimismo, pedimos una adquisición europea conjunta de recursos energéticos, siguiendo el modelo de la adquisición de vacunas contra la Covid-19 a fin de reforzar el poder de negociación de la UE en las negociaciones con terceros países.
El Grupo S&D destacó en diciembre de 2022 el papel fundamental que desempeñan las zonas rurales a la hora de ofrecer soluciones para responder a las crisis y garantizar la seguridad alimentaria, la autosuficiencia alimentaria y la independencia de los combustibles fósiles y las importaciones de energía. Además, pedimos medidas para promover el relevo generacional en la agricultura y reducir la brecha de género en el sector agroalimentario, como también destacamos en la resolución sobre el relevo generacional en las futuras explotaciones agrícolas de la Unión aprobada por el Parlamento en octubre de 2023.
En mayo de 2023, logramos el importante objetivo de instaurar un plan escolar de frutas, verduras y productos lácteos más moderno, sostenible y basado en la calidad.
El aumento de la resiliencia de nuestros sistemas alimentarios garantizará el acceso a alimentos seguros, sanos, nutritivos, sostenibles y suficientes para todas las personas durante todo el año. Es importante reducir el desperdicio y la pérdida de alimentos, así como limitar la huella medioambiental global de la cadena alimentaria: apoyamos la producción local y el consumo de productos locales y de temporada.
Los productos de origen vegetal deben promoverse en consonancia con unos hábitos alimentarios saludables y asequibles, por ejemplo: limitar el consumo excesivo de carne y productos ultraprocesados, así como de productos con alto contenido en azúcares, sal y grasas. El enfoque “Una sola salud” aborda, de forma integral, no solo la salud humana y animal, sino también la protección medioambiental con una reducción de los antimicrobianos en la agricultura.
Hay que abordar urgentemente los riesgos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. La UE debe redoblar sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Garantizar unos ingresos y unos mecanismos de remuneración justos para los agricultores, pescadores y acuicultores, promover el relevo generacional en los sectores agrícola y pesquero, y abordar la brecha de género en el sector de la producción alimentaria son prioridades absolutas. Asimismo, se proponen medidas temporales de apoyo para ayudar a los agricultores y agricultoras que tienen que lidiar con importantes subidas en los precios de los fertilizantes y apoyar las actividades pesqueras y acuícolas que afrontan subidas en los precios de los carburantes.
Uso de la agricultura inteligente con inteligencia artificial y otras nuevas tecnologías, alternativas a los fertilizantes y plaguicidas sintéticos, y protección de los recursos naturales de acuerdo con el Pacto Verde. Defendemos una reglamentación firme del uso de plaguicidas en Europa para reducir los riesgos y las repercusiones en la salud humana y el medio ambiente.
Protección de las abejas y los polinizadores mediante la restauración de ecosistemas agrícolas y el fomento de controles biológicos de plagas que contribuyan a la seguridad alimentaria.
Las infraestructuras de distribución, transporte y almacenamiento de alimentos necesitan inversiones para afrontar mejor las crisis y resultan fundamentales para la seguridad alimentaria y para evitar la pérdida de alimentos.
Un proceso de toma decisiones carente de conflictos de intereses, encabezado por autoridades responsables con recursos financieros y conocimientos suficientes, contribuye a la transparencia de las decisiones y preserva los derechos de la ciudadanía.
El fomento de la producción interna de la UE y la autonomía estratégica de los fertilizantes ayuda a reducir la dependencia de las importaciones (en particular de fuentes proteicas vegetales y piensos). Esto diversifica el suministro y crea reservas estratégicas de alimentos.
La UE tiene una responsabilidad global clave en la producción y el comercio de alimentos, así como en la consecución de la seguridad alimentaria de los países y poblaciones vulnerables.