
Entre nuestras muchas propuestas durante estos años, los y las Socialistas y Demócratas han pedido que se sustituya la votación por unanimidad por la votación por mayoría cualificada en el Consejo, también en política exterior de la UE, a fin de mejorar la capacidad de la UE para adoptar decisiones rápidas y eficaces. También hemos reclamado una mayor integración en materia de defensa entre los países de la UE, una política comercial más enérgica a través de acuerdos comerciales sostenibles, seguridad energética y la relocalización de la producción en sectores tecnológicos clave para Europa. El Grupo S&D respaldó firmemente la movilización de 300.000 millones de euros como parte de REPowerEU: el plan de la Comisión Europea para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos y avanzar con rapidez hacia la transición ecológica.
Hemos intensificado nuestro diálogo con la Administración, el Congreso, los sindicatos y la sociedad civil para aunar energías a fin de luchar contra el cambio climático y construir un crecimiento sostenible más ecológico y sólido para una sociedad más inclusiva. Hemos trabajado para crear una agenda progresista común en la que la democracia, el Estado de Derecho, los objetivos medioambientales y los derechos laborales, así como la lucha contra las desigualdades, ocupen un lugar central.
No hemos tenido remilgos en luchar por los intereses de la UE cuando divergían de los de Estados Unidos, tanto en el plano bilateral como en el internacional. A pesar de los objetivos comunes de lograr una transición medioambiental y digital sostenible e integradora, los caminos elegidos han creado fricciones y tensiones en bastantes cuestiones. Por ejemplo, hemos estado presionando a EE. UU. para que avance en la reforma de las tres funciones básicas de la OMC (asegurarse de que los acuerdos multilaterales abiertos puedan integrarse en la OMC, reformar el órgano de apelación y reforzar la función de supervisión y deliberación) y actualice las normas de la OMC sobre empresas estatales, subvenciones industriales, exceso de capacidad y transferencias de tecnologías obligatorias para abordar eficazmente los retos que plantea China.
A nivel bilateral, hemos explorado vías para deshacernos de las medidas unilaterales e ilegales impuestas por el Gobierno de Trump que siguen vigentes. Entre otras cosas, todavía no se ha materializado una solución sobre los aranceles injustificados sobre el acero y el aluminio impuestos por motivos de seguridad nacional (se están manteniendo por primera vez conversaciones para negociar un acuerdo global sobre el acero y el aluminio que aborde la intensidad de carbono y el exceso de capacidad mundial, que tiene como plazo marzo de 2025).
Estamos cooperando para aliviar las tensiones provocadas por nuevas iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y trabajar hacia una sólida agenda medioambiental y laboral, que incluya un enfoque similar al del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (MAFC), así como para aprovechar las experiencias mutuas de cara a hacer cumplir los derechos laborales de forma más eficaz.
Hemos acogido con satisfacción la apertura de negociaciones sobre un acuerdo con EE. UU. para reforzar las cadenas internacionales de suministro de minerales críticos, en la medida en que estas negociaciones logren un resultado equilibrado que sea compatible con las normas de la OMC y mejore la cooperación mutuamente beneficiosa. Apoyamos los esfuerzos para cooperar en el marco del Consejo de Comercio y Tecnología.
El respeto de los derechos humanos es un elemento esencial de las relaciones comerciales y de inversión entre la UE y China y la UE debe adoptar medidas correctoras en forma de sanciones del tipo que sea cuando se produzcan violaciones de los derechos humanos. El Grupo S&D ha encabezado con orgullo las negociaciones y ha dado forma a la Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad y al Reglamento sobre la prohibición de productos fabricados con trabajo forzoso. Para los y las Socialistas y Demócratas, la adopción de estas dos nuevas leyes durante el actual mandato supone una gran victoria, puesto que fuimos los que emprendimos esta lucha para atajar la esclavitud moderna y hacer que las empresas rindan cuentas por los daños que provocan a los derechos humanos y al medio ambiente.
El comercio entre China y la UE es importante, ya que ambas economías están entrelazadas y son interdependientes. Sin embargo, la relación comercial se ha desequilibrado y la UE depende cada vez más de China para obtener los productos necesarios para su transición digital y ecológica. La UE debe seguir reduciendo su dependencia excesiva y su vulnerabilidad respecto a China en sectores estratégicos y reforzando su resiliencia interna y su autonomía estratégica, en particular mediante la creación de cadenas de suministro diversificadas, seguras y resilientes y el aumento de sus acciones en ámbitos clave como la investigación y el desarrollo, las tecnologías de vanguardia, las materias primas fundamentales, la reindustrialización y las nuevas infraestructuras. Por lo tanto, apoyamos plenamente las leyes y mecanismos recientemente adoptados para abordar la desequilibrada relación comercial y mitigar las vulnerabilidades de la UE. Apoyamos la reevaluación por parte de la Comisión de la necesidad de un acuerdo global sobre inversiones con China, que se encuentra paralizado desde que el país impuso sanciones contra diputados y diputadas al Parlamento Europeo. Pedimos a China que levante estas sanciones de inmediato y sin condiciones. Instamos a la Comisión a realizar una evaluación de impacto que estudie la posibilidad de un acuerdo de inversión bilateral con Taiwán. Respaldamos la política de “una sola China” como el fundamento político de las relaciones UE-China y lamentamos la actitud de confrontación de China con respecto a Taiwán, además de luchar por mantener el statu quo en el estrecho de Taiwán. También hay que rebajar considerablemente las tensiones en el mar de China Meridional. En este sentido, pedimos un refuerzo de la política de disuasión de la UE con respecto a China y una estrategia coordinada de la UE para la preparación y anticipación de posibles escenarios en el mar de China Meridional.
Hemos condenado en los términos más enérgicos posibles el atroz ataque terrorista perpetrado por Hamás el pasado 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.139 ciudadanos y ciudadanas israelíes y extranjeros, incluidos 36 niños y niñas, y hemos exigido la liberación inmediata de todos los rehenes que están todavía en manos de Hamás. Hemos condenado de igual forma la reacción desproporcionada e indiscriminada de Israel contra la población civil de Gaza, que ha provocado más de 25.000 muertes de civiles, principalmente de mujeres y niños y niñas.
Gracias a nuestro respaldo, el Parlamento Europeo ha alzado la voz para expresar su apoyo a las investigaciones en curso de la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional contra los crímenes de guerra y la flagrante violación de los derechos humanos en Gaza. Esto también debe aplicarse a Cisjordania, donde la población palestina vive bajo la constante amenaza de las fuerzas israelíes y los colonos.
Nos oponemos férreamente a la expansión de los asentamientos ilegales israelíes en la Cisjordania ocupada, que socavan las perspectivas de toda posible solución basada en dos Estados, y apoyamos las medidas restrictivas contra los colonos extremistas que violan los derechos humanos y el Derecho internacional. Con este espíritu, instamos a la UE a tomar la iniciativa en un posible proceso internacional para una solución de dos Estados para Israel y Palestina. El Grupo S&D mantiene contactos políticos de alto nivel en la región a través de nuestros partidos hermanos, entre ellos el Partido Laborista y Meretz en Israel, y Fatah y la Iniciativa Nacional Palestina en Palestina.
El Grupo S&D ha adoptado en todo momento una posición responsable en relación con el conflicto entre Israel y Palestina, exigiendo el fin de la ocupación del territorio palestino y condenando todas las formas de violencia, ya se trate del lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza, de atentados terroristas, de operaciones militares dirigidas contra civiles o de violencia por parte de los colonos. Buscamos la paz y la seguridad para ambos pueblos. Pedimos que cesen de inmediato las violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades israelíes, así como la corrupción y las violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades palestinas.
Seguimos brindando apoyo a la UNRWA, que presta servicios esenciales a los refugiados y refugiadas palestinos en todo Oriente Próximo en los ámbitos de la educación, la asistencia sanitaria, los servicios sociales y de socorro y la ayuda de emergencia, entre otros. También hemos mostrado claras diferencias con respecto al PPE y otros grupos de la derecha del Parlamento Europeo, por ejemplo cuando el comisario europeo de Hungría, Várhelyi, amenazó con suspender la ayuda para el pueblo palestino, algo que rechazamos. También nos hemos opuesto siempre al plan del Gobierno israelí de limitar las competencias del poder judicial, lo que desencadenó grandes manifestaciones y fue declarado inconstitucional por el Tribunal Supremo israelí.
Para el Grupo S&D, la “autonomía estratégica abierta” implica una Europa más fuerte, más unida y más firme que da prioridad a los intereses y valores de su ciudadanía. Una Europa que decide y actúa de forma autónoma cuando se necesita, sin una dependencia excesiva de los recursos y del apoyo de actores externos. Al mismo tiempo, la Unión Europea debería seguir haciendo todo lo que esté en su mano para defender el multilateralismo, el orden internacional basado en normas y el comercio abierto y justo.
El Grupo S&D ha sido un gran defensor de establecer unos lazos fuertes y equilibrados en el marco de la Asociación Transatlántica. La UE y EE. UU han sido y seguirán siendo socios estratégicos, aún más en el complejo contexto geopolítico actual. Bajo la administración Trump, las relaciones transatlánticas han vivido momentos tensos, lo que nos ha enseñado que nunca deberíamos dar por sentada nuestra relación. Hemos invertido en la mejora de nuestras relaciones bajo la administración Biden. Hemos trabajado para forjar unos vínculos más fuertes y una alianza de democracias más resistente a fin de revitalizar el orden mundial multilateral y oponer resistencia a los autoritarios que lo socavan.
Esperamos que China asuma sus responsabilidades como miembro permanente del CSNU y defienda el orden internacional basado en normas, el multilateralismo efectivo y la gobernanza mundial. China debe promover la paz y la estabilidad y desempeñar un papel constructivo en la resolución de conflictos, incluida la guerra de agresión rusa contra Ucrania. El Grupo S&D ha liderado la lucha por la promoción y el respeto de los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho, que deben constituir la esencia de las relaciones exteriores de la UE y la piedra angular de nuestras relaciones con China. En este sentido, China tiene que poner fin a la represión sistemática de las minorías tibetana y uigur y debe rendir cuentas por los crímenes contra la humanidad que se están perpetrando contra la población uigur de Xinjiang, que constituyen un grave riesgo de genocidio. Reafirmamos la necesidad de un compromiso mutuo con el principio de “un país, dos sistemas” y los Socialistas y Demócratas han condenado sistemáticamente sus violaciones por parte las autoridades chinas habida cuenta de la continua represión contra los derechos humanos en Hong Kong y Macao al aplicar unas Leyes Nacionales de Seguridad que deberían derogarse.
Oriente Próximo lleva mucho tiempo siendo un foco político para el Grupo S&D. Hemos invertido en respaldar el proceso de paz en Oriente Próximo con el objetivo de lograr una paz justa y duradera para los israelíes y palestinos en el marco de la solución de dos Estados sobre la base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén como capital de ambos. Como señaló el Alto Representante, el socialdemócrata Josep Borrell, tenemos que reanudar unas auténticas conversaciones sobre la “solución de dos Estados” entre ambas partes, encaminadas a lograr resultados tangibles en el contexto más amplio del conflicto árabe-israelí. Hemos expresado nuestro firme apoyo al enfoque global planteado por el Alto Representante, que marca el papel activo de la UE para poner fin al derramamiento de sangre en Gaza y allanar el camino hacia el establecimiento de un Estado palestino junto a Israel.